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Ana Bella Estevez
EspañaAshoka Fellow desde 2010

Ana Bella Estévez está cambiando el enfoque de los programas de apoyo que abordan la violencia de género. Ella trabaja para empoderar a las mujeres abusadas aprovechando sus fortalezas y capacidades a fin de recuperar la confianza en sí mismas para comenzar el proceso de separación de su abusador. Ana Bella crea redes de apoyo entre pares de mujeres sobrevivientes, que con el ejemplo de su propia experiencia de recuperación transmiten un mensaje positivo. El modelo de Ana Bella está cambiando el enfoque actual de los programas y recursos disponibles para adaptarse mejor a las necesidades específicas de las mujeres, reduciendo así las barreras para la recuperación.

#De igual a igual#Intimidación#Abuso#Abuso psicológico#Abuso infantil#Violencia doméstica#Violencia#Abuso físico

La persona

Después de 11 años de ser abusada por su esposo, Ana Bella logró escapar y criar una familia de cuatro hijos. En el proceso de separación y a través de la interacción con otras mujeres en situaciones similares, se dio cuenta del potencial dentro de las mujeres que habían superado situaciones similares terribles de la vida. Ana Bella también vio cómo sus capacidades inherentes como resultado de sus relaciones abusivas no habían sido reconocidas, incluso por ellos mismos, y por lo tanto, no habían sido apalancadas por el sistema de apoyo existente. Durante su proceso de ruptura, Ana Bella también experimentó las deficiencias del sistema de apoyo público y comenzó a pensar en formas de ayudar sin depender del horario de oficina del servicio de apoyo oficial o de la empatía del funcionario a cargo. Encontró que la empatía de las personas directamente involucradas en el problema de la violencia de género (víctimas, familiares y amigos) era clave para ayudar a las mujeres que necesitaban apoyo. Comenzó a reunirse informalmente con mujeres para apoyarse mutuamente y encontrar formas de ofrecer ayuda a los demás. En particular, Ana Bella recuerda a la primera mujer con la que trabajó: Leticia, de Cuba. Junto a Leticia consolidó la idea de que las mujeres que abandonan el maltrato pueden convertirse en excelentes multiplicadoras de apoyo. En palabras de Ana Bella, "¡Solo ayudé a Leticia, pero Leticia luego ayudó a otras 30 mujeres por su cuenta!" Para llevar su trabajo a una estructura más sistematizada, Ana Bella lanzó una fundación con sus limitados fondos en 2006. Desde entonces, ha pasado cada hora posible brindando recursos y apoyo a las mujeres en el camino para liberarse de su abusador. Aunque tuvo oportunidades de alejarse de este campo profesional y construir otra vida, incluida una oferta tentadora para crear una nueva vida en los Estados Unidos con su hermana, decidió seguir trabajando con mujeres maltratadas. Ana Bella está decidida a transformar la forma en que se apoya a las mujeres que abandonan a sus abusadores centrándose en sus habilidades en lugar de solo ver las dolencias que han producido la situación.

La idea nueva

Ana Bella está desafiando la mentalidad de víctima tradicional y el enfoque de los recursos destinados a las mujeres maltratadas. Ha creado un enfoque holístico que aprovecha sus fortalezas y competencias sobre su victimización, e incluye partes interesadas clave de múltiples sectores. Ana Bella está creando redes peer-to-peer que unen a mujeres que han superado con éxito el abuso con quienes están sufriendo abuso y quieren liberarse. A través de estas redes, ha demostrado que las referencias cercanas y el apoyo de mujeres reales que han reconstruido sus vidas son más eficientes para ayudar a las mujeres a iniciar su propio proceso de separación y eventualmente denunciar legalmente a su abusador. Para llegar a ese 80 por ciento de mujeres maltratadas que no denuncian legalmente a su abusador, Ana Bella se enfoca en los beneficios de “romper” en lugar de los peligros de permanecer en una relación abusiva. Al aprovechar las fortalezas de las sobrevivientes (en lugar de centrarse únicamente en tratar las consecuencias negativas de la violencia doméstica), está reduciendo el tiempo que tardan las mujeres en comenzar el proceso de alejarse de su abuso. Además, debido a la simplicidad de unirse a una red informal de igual a igual, Ana Bella está creando puentes más cortos para que las mujeres maltratadas lleguen al punto de informar, que generalmente es el principal punto de acceso a recursos oficiales y apoyo financiero. Esta red también está llenando las lagunas en los recursos existentes, ya que las redes de voluntarios brindan un apoyo clave de manera más eficiente y se adaptan mejor a las necesidades reales de las mujeres. Ana Bella también trabaja con el gobierno para cambiar el enfoque actual prevaleciente de las mujeres maltratadas como víctimas, que está en el centro de muchas de las ineficiencias del sistema. Al centrarse en las habilidades positivas que las mujeres han desarrollado a través de su trágica experiencia (fuerza, determinación y capacidad para trabajar bajo una presión extrema), está mejorando los recursos públicos para las mujeres abusadas. Desde cómo el personal interactúa con las mujeres cuando se acercan por primera vez a los servicios sociales, hasta el tipo de apoyo financiero ofrecido, incluida la vivienda y la colocación laboral, Ana Bella está ayudando a estas entidades a ser más eficientes al aprender de las mujeres sobrevivientes. Para transformar la forma en que la sociedad ve a las mujeres que han sufrido violencia abusiva, Ana Bella también trabaja con los medios de comunicación para cambiar la forma en que se retrata la violencia doméstica. En lugar de mostrar imágenes negativas de mujeres desesperadas, débiles, violadas y marginadas, ofrece ejemplos positivos de mujeres que viven nuevas vidas. Ana Bella está demostrando que los mensajes que transmiten esperanza y una salida plausible son más efectivos para alentar a las mujeres a iniciar un proceso de separación y denunciar a su abusador. Este enfoque también está ayudando a cambiar la forma en que las corporaciones perciben y apoyan a las empleadas abusadas. Al eliminar la estigmatización en el trabajo y contribuir a su rápida reintegración en el mercado laboral, las mujeres pueden lograr la autonomía financiera necesaria para reconstruir sus propias vidas de manera segura.

El problema

Estudios dirigidos por las Naciones Unidas han encontrado que una de cada tres mujeres en todo el mundo sufre violencia de género al menos una vez en su vida. Estas cifras no varían según la edad o la situación social o económica. Según el Instituto Español de la Mujer, 2 millones de mujeres (alrededor del 10 por ciento de la población femenina española) sufren violencia de género y solo el 20 por ciento de ellas denunciará a su agresor a las autoridades. Entre 2001 y 2009, 554 mujeres murieron en España como consecuencia de la violencia de género. El discurso de condena de la violencia contra las mujeres es un discurso muy aceptado y extendido en España. Desde el punto de vista legislativo, los reglamentos para la protección de las víctimas y las leyes para promover la igualdad entre hombres y mujeres se han desarrollado ampliamente en los últimos años. Sin embargo, estas medidas legislativas son insuficientes para cambiar las actitudes negativas y los comportamientos discriminatorios. Además de esta dificultad, el sistema público para mujeres maltratadas no brinda apoyo a las mujeres antes de denunciar al perpetrador. Una causa fundamental de la dificultad de salir de una situación de abuso son los efectos psicológicos del abuso. A menudo, antes de la violencia física real, las mujeres sufren aislamiento de sus redes de apoyo a través del abuso psicológico que socava su autoestima; alimentando un ciclo peligroso de aislamiento creciente. Este proceso se agrava cuando el agresor también controla la movilidad y los contactos sociales de la mujer. Este aislamiento, combinado con las estigmatizaciones de los medios de comunicación y otros tabúes dominantes hacia las mujeres abusadas, hace que las mujeres oculten su estatus y se encierren; complicando su capacidad para pedir ayuda. Si lo hacen, al final, a menudo sienten el rechazo de la sociedad, lo que magnifica sus miedos, así como su sentimiento de soledad y desamparo. Finalmente, si las mujeres no se sienten empoderadas cuando rompen relaciones violentas, pueden pasar de un abusador a otro. Las soluciones y acciones concretas por parte de la administración pública se centran en la ayuda inmediata a una mujer en peligro o que haya denunciado penalmente a su abusador. Este apoyo adopta la forma de refugios, órdenes de restricción y protección oficial, pero pasa por alto a la mayoría de las mujeres que aún no han dado este paso o que ya han agotado su parte de los programas de ayuda oficial. Por otro lado, debido a la falta de representación de este grupo en los foros de toma de decisiones, las mujeres maltratadas no son incorporadas en el diseño de las medidas de apoyo. Por lo tanto, estas soluciones se basan principalmente en un marco teórico, diseñado por expertos, pero que a menudo carece del pragmatismo que las haría realmente efectivas. Las soluciones que surgen de la sociedad civil (incluidas las asociaciones de mujeres) para llenar los vacíos que deja la administración pública no siempre brindan la atención necesaria adaptada a las necesidades personales de las mujeres. Además, los mensajes de los medios sobre el tema a menudo tienden a enfocarse en las consecuencias negativas inmediatas del abuso, mostrando imágenes de mujeres derrotadas. Por un lado, estos mensajes disuaden a las mujeres de denunciar a su abusador, ya que no quieren ser identificadas con el patrón negativo retratado. Por otro lado, la sociedad en general forma una imagen negativa de las mujeres en estas circunstancias (en lugar del abuso en sí), percibiéndolas como marginadas, aisladas y débiles. Esto dificulta su integración en el mercado laboral y desalienta otros apoyos de redes cercanas y contextos familiares.

La estrategia

Basado en el principio de retratar testimonios positivos de sobrevivientes, Ana Bella trabaja en tres niveles diferentes pero complementarios: creando redes de apoyo entre pares, asociándose con la administración pública y otros agentes sociales para ayudarlos a llegar a más mujeres de manera más eficiente e influyendo en los medios de comunicación. Las redes de pares habilitadas por Ana Bella se forman en torno a mujeres voluntarias que han abandonado con éxito la violencia abusiva. Las mujeres que sufren abuso tienen dificultades para admitirlo ante un extraño, pero a menudo les resulta más fácil hablar con un voluntario de la fundación de Ana Bella que ha pasado por una experiencia similar. Estas relaciones comienzan a través de un correo electrónico o una llamada telefónica pidiendo información, o una reunión informal en uno de los eventos organizados por la Fundación Ana Bella (talleres, stands en ferias y eventos de recaudación de fondos). La fundación conecta a la mujer interesada con el voluntario o grupo más cercano y, paso a paso, se desarrolla una relación entre pares basada en la confianza y la empatía con respecto a una experiencia traumática común. La voluntaria no solo muestra su propio ejemplo de liberarse de la violencia y llegar a una situación actual exitosa, sino que también guía y apoya a las mujeres con problemas durante su proceso. La red de apoyo y profesional se reúne periódicamente para discutir cada caso individual y establecer la ruta más adecuada a seguir con cada participante. De esta manera, Ana Bella proporciona un proceso gradual de construcción de confianza que permite a las mujeres que aún no están listas para denunciar a su pareja (aproximadamente el 80 por ciento de las mujeres que sufren violencia doméstica) ganar confianza y apoyo de la red para dar los primeros pasos para separarse y acceder a recursos de apoyo clave para lograr independencia y protección. Además de las redes de pares, Ana Bella utiliza otros recursos para ayudar a las mujeres a desarrollar su autoestima y comenzar una nueva vida basada en sus habilidades positivas. Estos recursos incluyen refugios, donde las mujeres pueden vivir temporalmente hasta que encuentren una situación más estable o un trabajo flexible en una pequeña empresa. Ana Bella creó, Comprehensive Support Services, para proporcionar trabajos de medio tiempo para mujeres que aún no están completamente disponibles para el mercado laboral. Estos recursos no pretenden duplicar los recursos oficiales existentes, sino que actúan como puntos de mediación para las mujeres que, por una razón u otra, no pueden acceder plenamente a lo que está disponible. Para expandir esta red de pares, Ana Bella está involucrando a muchas otras organizaciones relacionadas con las mujeres que sirven como nodos geográficos para implementar su enfoque y desarrollar redes locales. A través de redes de apoyo basadas en la comunidad, Ana Bella empodera a las mujeres abusadas formalmente para que se conviertan en verdaderas generadoras de cambios con roles de liderazgo y autonomía para organizar actividades y eventos a nivel local, con un modelo descentralizado de movilización de recursos. El año pasado, la fundación de Ana Bella ayudó a más de 1200 mujeres. En promedio, el 1 por ciento se involucra activamente en la red de apoyo y ha ayudado directamente a otras 300 mujeres. El impacto sobre estas 300 mujeres se multiplica entonces indirectamente, ya que sirven de referencias positivas que llegan a otras 900 mujeres. A partir de Sevilla, Ana Bella ha expandido su red a cinco regiones diferentes y también está sirviendo a mujeres en América Latina. Para consolidar este trabajo con otras organizaciones ciudadanas, Ana Bella está coordinando la creación de una federación que incluya a todas las asociaciones de mujeres que adoptan el principio de retratar y aprovechar los testimonios positivos de las sobrevivientes. Federadas, estas organizaciones estarán mejor posicionadas para influir aún más en el enfoque hacia la violencia doméstica a nivel nacional, comenzando por cambiar el enfoque actual de las campañas para aumentar las tasas de denuncia. En lo que respecta a la administración pública, Ana Bella trabaja en diferentes niveles. A través de una metodología de capacitación basada en la experiencia, está ayudando a los trabajadores sociales a cambiar la forma en que se acercan a las mujeres maltratadas, desde una perspectiva de victimización a un enfoque de empoderamiento que ayudará a las mujeres a comenzar a construir una nueva vida desde el primer día, basada en sus necesidades y aprovechando sus capacidades. Esto también evita la posibilidad de que una mala primera experiencia con la administración pública, a menudo debido a la falta de empatía o la excesiva condescendencia de los trabajadores del servicio de apoyo, pueda disuadir a una mujer de seguir adelante con el proceso formal de presentación de informes. Para influir en las generaciones futuras de trabajadores sociales y psicólogos, Ana Bella está desarrollando asociaciones con universidades para implementar programas de pasantías para que los estudiantes de trabajo social aprendan a través de la práctica. Desde el lado preventivo, Ana Bella trabaja con los estudiantes en las escuelas y las familias para ayudar a prevenir el desarrollo de patrones de comportamiento agresivo y relaciones poco saludables que pueden conducir a la violencia doméstica en el futuro. Trabaja tanto con mujeres como con escuelas, donde sus voluntarias imparten talleres basados en testimonios positivos y fortaleciendo las capacidades de las mujeres. Con los medios, Ana Bella trabaja intensamente para alejar la perspectiva de la victimización y, en cambio, presentar a las mujeres como sobrevivientes empoderadas. Como la propia Ana Bella ha sido retratada positivamente en diferentes documentales, ha sido buscada por diferentes medios para encontrar otras formas de abordar este tema. Ahora también puede enviar voluntarios que han dejado con éxito a sus socios y reconstruido sus vidas, para representar a los sobrevivientes en las oportunidades de los medios. Además, la fundación está produciendo programas de radio y artículos con contenido positivo propio.