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Lauren Diaz Arias
Costa RicaAshoka Fellow desde 2014

Lauren Díaz tiene como objetivo transformar las cárceles de Costa Rica en verdaderos centros de rehabilitación, como originalmente debían ser, y con esto, empoderar a los reclusos, disminuir la reincidencia y desarrollar una sociedad más empática que comprenda y reintegre a los exreclusos, manteniéndolos alejados de la delincuencia. .

#Prisión#Criminología#Costa Rica#Emprendimiento#Condenar#Reincidencia#Justicia penal#Castigo

La persona

Desde que era niña, Lauren siempre quiso ayudar a los demás y sintió que la conciencia de todas las personas los obligaba a ayudar a la sociedad. Nació en Guanacaste, una región rural de Costa Rica donde la actividad principal es la agricultura, en una familia con escasas oportunidades económicas. A los 15 años, aun viviendo en una zona rural a casi 200 km de la capital, San José, fue aceptada en el Colegio Humanista de Costa Rica, donde pudo terminar la secundaria en un ambiente universitario y aprender la importancia de la actuación. , creando y siendo diferente. Estudió con la ayuda de una beca del gobierno, que le proporcionaba un estipendio de subsistencia, pero como no le alcanzaba para mantenerse, decidió cursar dos carreras simultáneas, Derecho y Administración de Empresas, para poder obtener dos estipendios y continuar en la universidad. Lauren tenía que tener buenas calificaciones para mantener su beca para la universidad, y también se le requería que completara “horas de colaboración” mensuales para la universidad. Sin embargo, siempre sintió que estas horas se estaban gastando mal, dado que desperdiciaban mucho trabajo y no generaban un beneficio real para la sociedad. Según su experiencia, Lauren buscó otras opciones que tuvieran más impacto. Su primer encuentro con las cárceles fue a través de un profesor que la invitó a visitar un centro penitenciario. Allí comprendió que la mayoría de los internos eran personas como ella, que habían cometido delitos por falta de oportunidades económicas. Escuchó la historia de un hombre que estaba en prisión por segunda vez por robar un teléfono celular para alimentar a su hermano menor. Después de esa experiencia, continuó enfrentándose a los problemas que enfrentan los convictos. Un día, ella estaba en la estación de autobuses y un hombre estaba pidiendo dinero para comprar su boleto para regresar a casa; acababa de salir de la cárcel ese día y no tenía forma de llegar allí. Lauren notó cómo todos ignoraban e incluso insultaban al hombre, y comprendió la complejidad de su situación y la necesidad de una sociedad más empática. Algún tiempo después, conoció a Jorge, un empresario y ex convicto que había creado una microempresa de artículos de cuero cuando salió de la cárcel porque le resultaba imposible encontrar trabajo. Lauren siguió visitando las cárceles para aprender más sobre los problemas y comprender el sistema que los desencadenó. Debido a estas experiencias, Lauren decidió concentrarse en crear una mejor opción para los convictos, y una que también incluiría a otras partes interesadas. En 2011, a los 21 años, inició la fundación de lo que sería Nueva Oportunidad. Un año después, y con capital semilla de Ashoka Youth Venture y la inspiración de la Cumbre de Emprendimiento Social Juvenil, pudo comenzar a operar. Desde entonces, Nueva Oportunidad ha ganado numerosos premios, entre ellos la Feria de Emprendedores de UNA en mayo de 2011, TIC America en 2012, premio YoCreo en 2012, Mejor Lanzamiento de Elevador del Programa de Innovación Social para el Desarrollo de la Juventud y Campeones de la Innovación en 2013.

La idea nueva

Lauren Díaz tiene como objetivo revisar el papel de las cárceles en Costa Rica y cómo trabajan en la rehabilitación de los presos, e involucrar a la sociedad fuera de las cárceles de manera positiva para asegurar la reinserción social de los ex convictos y prevenir la reincidencia. A través de su organización, Nueva Oportunidad (New Opportunity), Lauren trabaja en múltiples niveles para reformar la forma en que las cárceles y la sociedad perciben a los presos, y qué oportunidades se les ofrecen. El enfoque de Lauren tiene varios niveles: primero, Lauren trabaja con el personal de la prisión, desde directores hasta oficiales y capacitadores, para ayudarlos a comprender su papel en la vida de los reclusos y aumentar el impacto de la sentencia. En segundo lugar, Lauren ha desarrollado un programa integral que ofrece a los reclusos con delitos menores y que están a punto de terminar su condena la oportunidad de desarrollar una idea de negocio que les asegure una opción de autoempleo al ser liberados y, al mismo tiempo, aporta beneficios psicológicos y apoyo personal. Como tercer paso, Nueva Oportunidad trabaja con la sociedad para detener la exclusión que enfrentan los ex convictos al ser liberados (que es un factor importante para la reincidencia), creando conciencia sobre las fallas del sistema penal, los contextos y las historias de los presos, y ofreciendo espacios de colaboración. Por último, Lauren trabaja para cambiar la política pública y asegurar que el gobierno comprenda e implemente los incentivos sociales y económicos que conforman un programa de rehabilitación integral. La innovación de Nueva Oportunidad radica en los roles de estos diversos actores en la solución y en involucrar activamente a cada uno de ellos. Lauren está ayudando a los presos a convertirse en empresarios y a crear un ecosistema adecuado para evitar que vuelvan a la delincuencia, pero también para evitar que la pobreza lleve a la gente a la delincuencia y cumpla condenas injustificadas. Propone un cambio en el paradigma del cumplimiento de la pena, con miras a la exitosa rehabilitación de los reclusos facilitada por las cárceles, propósito que se enmarca en el artículo 51 del código penal de Costa Rica: “Se cumplirá la pena de prisión y las medidas de seguridad en el lugar y en la forma que determine la ley, que la sentencia sea una experiencia rehabilitadora ”.

El problema

Durante 2013, la delincuencia en Costa Rica aumentó en un 26% y casi 11.000 personas fueron condenadas a prisión. De ellos, más de 2.000 fueron reincidentes, lo que equivale al 18% de las personas en un año que salen y regresan a prisión. La mayoría de las personas condenadas a prisión en Costa Rica son culpables de cometer delitos menores, como pequeños robos y narcomenudeo, delitos directamente relacionados con la pobreza y falta de oportunidades económicas. Estos números indican que el sistema penal costarricense, como en la mayoría de los países centroamericanos, carece de mecanismos efectivos para la reintegración social; los convictos salen de la prisión sin habilidades y más involucrados en el crimen que cuando ingresaron. El problema ha sido difícil de afrontar ya que la responsabilidad solo ha estado en manos del Estado y los recursos solo se utilizan para contener, no para rehabilitar. Hasta el momento, la única respuesta del gobierno ha sido la construcción de nuevas instalaciones, lo que de ninguna manera resuelve el problema. El sistema penitenciario está recibiendo más reclusos de los que puede manejar, lo que genera superpoblación. El hacinamiento provoca picos de violencia y reduce la prevalencia de programas dirigidos a la rehabilitación de presos, debido a la falta de fondos y espacio. Sin forma de prepararse para la reintegración a la sociedad desde el interior de las cárceles, la reincidencia está aumentando. También está relacionado con la incapacidad de los reclusos de conseguir un trabajo después de su liberación, tanto por la discriminación del empleador como por la falta de desarrollo de habilidades útiles durante su tiempo en prisión. Los empleadores requieren que cualquier solicitante de empleo muestre sus antecedentes policiales en la solicitud, y las personas que han estado en prisión, independientemente de la gravedad de su delito, enfrentan una discriminación grave y es más probable que sean rechazadas. La sociedad ve a los convictos por su historial criminal y los excluye, lo que dificulta su reintegración a la sociedad. A su vez, esto enciende un círculo vicioso que hace que el crimen sea la única opción económica para muchos. La Corte Suprema de Justicia de Costa Rica ha reconocido el ambiente hostil que impone el riesgo de recaída al condenado luego de que cumpla su condena. En este marco, existen programas y convenios educativos establecidos por el Ministerio de Justicia y Paz con diversas organizaciones para dotar de competencias técnicas a los presos. Sin embargo, una vez que han adquirido estas habilidades técnicas o artísticas, a menudo no pueden convertirlas en un trabajo viable. Estos programas comercializan productos fabricados por los reclusos, pero no ofrecen oportunidades de empleo cuando son liberados, lo que deja a los convictos vulnerables al desempleo o al crimen. Se pueden encontrar problemas similares en todo México y Centroamérica: criminalización de la pobreza, altas tasas de reincidencia y discriminación contra los convictos. Las soluciones disponibles en la región también son similares a las que se han propuesto en Costa Rica: no ofrecen al convicto una oportunidad económica real al ser liberado y no involucran a la sociedad o al gobierno para resolver el problema desde la raíz.

La estrategia

La estrategia Nueva Oportunidad se basa en trabajar con todos los actores primarios del sector: internos, funcionarios de prisiones, sociedad y funcionarios del gobierno. Al reconocer el papel de cada uno de estos actores y comprender cómo involucrar a cada uno de ellos en la solución, Lauren aumenta el potencial de cambio sistémico. En el centro del modelo se encuentra el programa de rehabilitación que Nueva Oportunidad diseñó y ha puesto a prueba con éxito. El modelo apunta a crear microempresas de propiedad de los internos y dirigidas por ellos, ofreciendo una oportunidad viable de autoempleo al ser liberados y previniendo la reincidencia. Este programa tiene varios pasos, comenzando con un diagnóstico y preselección liderados por la organización y los funcionarios de prisiones. Los condenados que están cumpliendo sentencias por delitos menores (principalmente delitos contra la propiedad y tráfico de drogas a pequeña escala), están cerca de su fecha de liberación y tienen un buen historial de comportamiento dentro de la prisión son elegidos para participar. A este grupo se le describe el modelo Nueva Oportunidad, y luego se invita a todos los interesados a presentar una idea de negocio. Aquellos que presentan ideas viables que podrían resultar en una oportunidad de negocio real (en lugar de, por ejemplo, escribir un libro) son invitados a presentar su idea a una junta que selecciona los 20 mejores cada año. Estos 20 internos pasan a participar en 30 sesiones destinadas a incubar su idea de negocio. 12 de estos talleres cubren los temas de emprendimiento y desarrollo humano, y los otros 18 atienden al desarrollo del negocio: estudios de mercado, viabilidad financiera, estructura legal, impacto social y ambiental, el modelo de negocio de la lona, y otros temas relevantes. Estas sesiones están dirigidas por voluntarios profesionales que son empresarios, estudiantes universitarios y emprendedores sociales. Esto brinda un enfoque práctico, promueve la colaboración entre voluntarios y presos y reduce la discriminación. Luego del proceso de incubación, Nueva Oportunidad presenta las ideas de negocios a los inversionistas ángeles y los concursos de planes de negocios con el fin de obtener fondos semilla para las empresas. Luego, la organización acompaña a los nuevos emprendedores con el establecimiento real de su nuevo negocio. Todos los pasos del programa Nueva Oportunidad incluyen tanto el desarrollo del talento humano como los valores. Un psicólogo asiste mensualmente a sesiones clínicas individuales para cada emprendedor. El nuevo empresario tiene la opción de regresar a la organización después de que su negocio haya despegado para continuar recibiendo servicios contables, legales, administrativos y financieros; estos servicios están disponibles a un precio, pero son mucho menos costosos que el valor de mercado. Este modelo, además de ofrecer oportunidades reales a los convictos, le da a Nueva Oportunidad los recursos y la prueba que necesita para involucrar a los demás actores del ecosistema. Involucran al personal de la prisión en todas las partes del proceso, mostrando una mejora del comportamiento de los participantes y el poder de un programa de rehabilitación sólido. Los oficiales de la prisión de San Rafael, donde se implementó el piloto, se han convertido en campeones del programa y ahora están en su segundo año de participación. Han otorgado licencia a los participantes para que asistan a las actividades de la universidad, una señal de mayor confianza entre el personal y los internos. El alcaide de San Rafael ahora forma parte del directorio de Nueva Oportunidad. Con el fin de abordar la discriminación y la falta de comprensión hacia los presos y el sistema penitenciario en la sociedad, Nueva Oportunidad recluta voluntarios para participar como mentores en el programa. En este espacio, los voluntarios conocen a los presos y sus crímenes y comprenden cómo fueron empujados hacia ellos. Entienden que los presos son personas normales como ellos, y esto crea un sentido de empatía que pueden llevar a sus familias y lugares de trabajo. Nueva Oportunidad también cuenta con campañas mediáticas para concienciar sobre los problemas del sistema penal y retratar las historias de los emprendedores. Por último, Lauren trabaja con el gobierno para asegurar que las prisiones revivan su misión de ser instalaciones de rehabilitación y que la pobreza no sea tratada como un crimen. Desde 2012, Lauren se ha enfocado en dar forma a políticas públicas para cambiar la forma en que se cumplen las sentencias en Costa Rica. Con este fin, Lauren ha trabajado en varios aspectos; su tesis de disertación para su carrera universitaria versó sobre el marco social y legal para la reintegración social de los condenados, que consistió en identificar lo que se había convertido en la norma de reintegración social y proponer mejores alternativas. Lauren fue invitada a participar en el Consejo Técnico Penitenciario, sin derecho a voto, pero con capacidad de opinar en un importante evento en el que profesionales definieron las políticas penitenciarias y conformaron una comisión de Justicia y Paz para desarrollar el “Plan Rescate” (Rescue Plan), una iniciativa del Partido Acción Ciudadana. Se ha reunido con el presidente de Costa Rica y el ministro de Justicia para asesorarlos sobre la reforma penitenciaria y mostrar el ahorro económico y el impacto social que podría tener una implementación a nivel nacional de este programa. En 2013, primer año de funcionamiento, se inició el programa Nueva Oportunidad con nueve convictos, de los cuales siete continuaron el proceso y ahora han encontrado su libertad; ninguno ha recaído. De estos casos exitosos, tres confían en su negocio como su única fuente de ingresos y los otros cuatro han encontrado otros trabajos, con la ayuda de Nueva Oportunidad, para mantenerse mientras desarrollan sus negocios. Para 2014, Nueva Oportunidad recibió 87 solicitudes de negocios y comenzó a capacitarse en mayo. Lauren busca tener 200 emprendedores graduados cada año en al menos ocho centros penales, ser una organización pionera en el campo de la reintegración y liderar el desarrollo de negocios especializados para una de las poblaciones más grandes y vulnerables. Lauren busca expandir y replicar su modelo utilizando la primera cohorte de emprendedores como referencia y ejemplo de la validez de su metodología. Finalmente, con base en el éxito logrado en el Centro Penal San Rafael, Nueva Oportunidad ya está en conversación con otros centros penales, planeando cubrir finalmente los 15 centros penitenciarios del país. Una vez consolidado en Costa Rica, el modelo puede ser replicado en otros países de la región, adaptando la metodología según sea necesario. Nueva Oportunidad fue fundada en 2011. Se ha sostenido a través de diversas fuentes de financiamiento, como donaciones de empresas, participación en cooperativas y una alianza con la universidad que cubre los salarios de los 6 empleados. Además, la iniciativa tiene planes de generar ingresos en el mediano plazo a través de las ganancias generadas por los proyectos emprendedores, por los costos del servicio a los emprendedores y por la venta del modelo a otras cárceles al Ministerio de Justicia y Paz.

Lauren Diaz Arias