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Kenya Cuevas
MéxicoCasa de las Muñecas Tiresias A.C.
Ashoka Fellow desde 2022

Al establecer la primera red de refugios para personas trans en México, Kenia está abordando las altas tasas de personas sin hogar que con frecuencia socavan los esfuerzos para mejorar la calidad de vida de la comunidad trans al tiempo que fortalece su capacidad colectiva para movilizarse por el cambio. Además, está involucrando a los sectores público y privado para crear un marco institucional para romper los ciclos de pobreza y exclusión a gran escala.

#Cuidado de la salud#Organización#Identidad de género#Abuso#Educación#Discriminación#Esperanza de vida#Escuela secundaria

La persona

Kenia se escapó de casa a los 9 años, cuando aún era José Armando, escapando de los ataques violentos de sus hermanos que abusaban de ella por ser diferente. Ese mismo día comenzó una nueva vida como trabajadora sexual y se convirtió en Kenia. Se sintió como ella misma por primera vez; sin embargo, la vida en las calles fue difícil y frecuentemente violenta: a los 12 años se infectó con el VIH, se volvió adicta a las drogas y luego pasó 10 años en prisión tras ser incriminada por su narcotraficante. En prisión, tuvo su primera experiencia en el activismo: después de ver morir a varias de las mujeres de su unidad a causa del VIH por falta de atención médica adecuada, se pronunció en un documental y se asoció con el médico detrás del proyecto para presionar a las autoridades penitenciarias. . Como resultado, la prisión se asoció con una clínica para brindar tratamiento. Espoleada por este logro, Kenia se defendió sin abogado, sin saber leer ni escribir, y logró su liberación. Después de la prisión, Kenia volvió al trabajo sexual pero continuó promoviendo el acceso a la salud, colaborando nuevamente con el médico que conoció en la prisión, así como con las ONG y el programa de VIH/SIDA del Fondo Mundial para llegar a otros trabajadores sexuales trans para la prevención del VIH. Su vida volvió a dar un giro dramático en 2016, cuando presenció el asesinato de su amiga y colega Paola Buenrostro. Ella misma se habría suicidado si el arma del atacante no se hubiera atascado. Sin embargo, el fiscal no aceptó a Kenia como testigo y se permitió que el culpable saliera libre. Frustrada por la discriminación y los prejuicios que obstaculizaron la investigación, Kenia se propuso encontrar justicia por la muerte de Paola y asegurarse de que otras personas trans no sufrieran el mismo destino. Organizó una multitudinaria protesta donde cargó el féretro de Paola, asegurándose de que no se convirtiera en una víctima más invisibilizada por la discriminación. El movimiento que ella inspiró provocó la primera conversación nacional sobre la creciente violencia contra las personas trans. Condujo a una investigación sobre el caso de Paola por parte de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, que demostró que se habían violado sus derechos y los de Kenia durante el manejo del caso y obligó a una disculpa pública por parte de la Fiscalía. Al mismo tiempo, la experiencia le mostró a Kenia que no podía crear un cambio duradero solo a través del activismo. Se dio cuenta de que las instituciones eran más abiertas si se acercaba a ellas con empatía en lugar de confrontación y cambió su enfoque para colaborar con ellas para comprender el problema y desarrollar soluciones. Paralelamente, Kenia usó su nuevo conocimiento para navegar por las instituciones públicas para ayudar a otras personas trans y trabajadoras sexuales a acceder a la atención médica, comenzar la escuela u otro tipo de apoyo. Para impulsar este trabajo y abrir nuevas fuentes de financiamiento, estableció la Casa de las Muñecas Tiresias en 2018. Cuando llegó la pandemia y miles de personas trans quedaron aisladas de sus medios de vida, Kenia estableció el primer refugio en la Ciudad de México. Kenia ha sido nombrada por Forbes como una de las 100 mujeres más poderosas de México y por la revista Quién como una de las 50 personas que están transformando el país. Es ampliamente reconocida como una de las líderes más destacadas del movimiento por los derechos de las personas trans en México.

La idea nueva

La comunidad trans experimenta algunos de los peores niveles de pobreza, discriminación y violencia en América Latina. La historia de vida de Kenia refleja claramente esta realidad, pero también le ha permitido comprender lo que debe cambiar. Su lema es: “nuestra mayor venganza es ser felices”. Su objetivo es ver a las personas trans representadas en todos los espacios profesionales, políticos, académicos y culturales. Guiada por esta visión, está reinventando las posibilidades disponibles para las personas trans y está creando las condiciones para hacerlas realidad. A través de Casa de las Muñecas, Kenia responde a las necesidades básicas de las personas trans al mismo tiempo que impulsa cambios institucionales que les permitan acceder a plenos derechos como ciudadanos. Si bien inicialmente se centró en usar el activismo para crear conciencia y llamar la atención de las autoridades, cambió a un enfoque basado en soluciones que combina el apoyo en el terreno para la comunidad involucrando a los tomadores de decisiones para diseñar políticas y prácticas más receptivas. Por un lado, Kenia colabora con instituciones públicas, empresas y medios de comunicación para abordar los prejuicios e implementar nuevas leyes y políticas. Ella involucra a los líderes para desafiar los estereotipos negativos sobre la comunidad trans, tanto a través de la información como al encarnar una narrativa diferente. Una vez que se ha fomentado una base de empatía individual, trabaja de la mano con las autoridades para institucionalizar esta mentalidad y diseñar o reformar servicios que den cuenta del contexto de la comunidad trans. Por ejemplo, asegurar que los procesos de servicios públicos sean accesibles para personas con bajos niveles de alfabetización como la mayoría de la comunidad trans del país. Por otro lado, Kenia prepara a las personas trans para ejercer los derechos por los que lucha. Ha construido una red nacional que conecta a las personas trans con servicios de apoyo como asesoramiento legal para cambiar su identidad o ayuda para encontrar centros médicos que ofrezcan atención empática. Esta estrategia incluye 2 albergues —los primeros para personas trans en México— donde las personas pueden tener un espacio seguro para recuperar su salud, completar su educación y encontrar empleo. El objetivo es conectar y generar confianza entre la comunidad trans y las instituciones públicas y privadas, una relación que históricamente ha estado marcada por el miedo y la exclusión. Además, el modelo no se limita a ayudar a las personas trans a sobrevivir; está cuidadosamente diseñado para que puedan desarrollar la salud física y emocional, las habilidades y las relaciones que necesitan para prosperar. Kenia amplía sus opciones más allá de los medios de vida informales y precarios y garantiza que estarán listos para asumir los nuevos roles que se abren para ellos. En los próximos años, Kenia busca establecer más refugios en México y América Central que puedan ser autosuficientes. Su estrategia de expansión es asociarse con una institución pública local que pueda donar el espacio para que la Casa de las Muñecas se instale y administre. Continuará abogando por reformas institucionales y políticas y legislación que puedan generar cambios a nivel nacional, comenzando con un proyecto de ley para cambiar el código penal de la Ciudad de México para que el transfemicidio sea reconocido como un delito específico. Aunque está pendiente de aprobación, el debate en torno a la reforma ya ha ayudado a arrojar luz sobre los altos índices de violencia contra la comunidad trans. También se están realizando conversaciones con el Ministerio de Educación para desarrollar protocolos de integración e inclusión para niños y jóvenes LGBTQ+.

El problema

En México y en todo el mundo, las mujeres trans experimentan algunos de los índices más altos de pobreza, discriminación y violencia. Su expectativa de vida promedio es de 35 años, mientras que el promedio del país es de 77. Estudios realizados por ONG nacionales han demostrado que esta baja expectativa de vida es el resultado de la violencia y la exclusión social, económica y política, que muchas veces comienza a una edad temprana. Una situación similar se puede ver en toda América Latina: el Observatorio de Personas Trans Asesinadas afirma que el 78% de los asesinatos en todo el mundo ocurren en esta región. Según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), los niños, niñas y jóvenes trans son comúnmente expulsados de sus hogares, escuelas, familias y comunidades como consecuencia de expresar sus diversas identidades de género. De manera similar, la red REDLACTRANS, una ONG de defensa trans que lucha contra la discriminación en América Latina, encuentra que hasta el 77% de las personas trans fueron expulsadas de su casa en su infancia y más del 20% abandonan sus estudios. Mientras tanto, la discriminación y las dificultades para acceder a documentos legales que avalen su identidad de género llevan a muchas personas trans a trabajos informales y criminalizados como el trabajo sexual o el desempleo: solo el 5% de las personas trans en México tiene una profesión y la tasa de desempleo entre la comunidad ha superado 90%, según un estudio nacional de 2018 sobre discriminación a la población LGBTQ+. El estudio también estimó que el 70% de las mujeres trans no cuentan con seguridad social y que solo el 6% gana más de mil dólares al mes, además de ser el grupo que más frecuentemente sufre acoso y discriminación en el trabajo. Como resultado de estas desigualdades, muchas personas trans pasan por situaciones de calle o vivienda precaria que aumentan su riesgo de sufrir violencia, abuso de drogas y problemas de salud como el VIH. De hecho, México tiene la segunda tasa más alta de asesinatos de personas trans en el mundo, según Trans Murder Monitoring, y la mayoría no son procesados. A pesar de las condiciones tan desafiantes, Kenia notó que pocas de sus amigas trans completaron programas de apoyo o asistieron a controles de salud para evitar afectar sus ingresos. Dado que muchas de ellas eran trabajadoras sexuales y vivían en hoteles, perder un día de trabajo para ir a la escuela o a la clínica las ponía en riesgo de quedarse sin hogar. Sin embargo, a largo plazo, el abandono de oportunidades para mejorar su situación solo perpetúa su vulnerabilidad.

La estrategia

Casa de las Muñecas está desestigmatizando a la comunidad trans y creando un entorno propicio para que vivan una vida plena. La estrategia se enfoca en tres niveles: apoyo directo para la reinserción social, aumentar la visibilidad para abordar la discriminación e involucrar a los tomadores de decisiones en los sectores público y privado. Kenia está creando una red nacional de refugios donde las personas trans y LGBQ+ pueden recibir el apoyo que necesitan para completar su educación, encontrar empleo, acceder a servicios legales y de salud, y otras oportunidades. El programa es un plan personal de cuatro etapas que se adapta a las necesidades y objetivos de vida de cada persona. En primer lugar, se diagnostica a los recién llegados para definir su plan, recibir asesoramiento psicológico y asistencia médica, y obtener ayuda legal para obtener todos los documentos que necesitan para acceder a los servicios públicos. En segundo lugar, inician un programa educativo que incluye escuela primaria y secundaria certificada por el gobierno, así como capacitación laboral y talleres en deportes, cultura y otras actividades recreativas. Los residentes también aprenden sobre sus derechos y el apoyo disponible a través de instituciones públicas y otros, con el objetivo de desnormalizar la violencia que a menudo experimentan y superar la autoexclusión. A medida que adquieren más confianza, los residentes pueden dirigir las actividades por sí mismos. Una vez que han avanzado bastante en su plan, en la tercera etapa pueden terminar la escuela secundaria y Casa de las Muñecas las ayuda a encontrar trabajo y vivienda para independizarse. En la cuarta etapa, los residentes son dados de alta pero continúan siendo acompañados por la organización durante un período de transición para garantizar que no recaigan. Actualmente, hay 2 refugios establecidos y 2 más se abrirán pronto en diferentes estados. Sin embargo, Kenia también tiene equipos trabajando en otros 5 estados: grupos de voluntarios que están capacitados para autoorganizarse para brindar algunos de los mismos servicios que los refugios a pesar de no tener un espacio físico todavía. A través de esta red descentralizada y los refugios, Casa de Las Muñecas ha atendido a más de 50 500 personas, incluidas mujeres trans, pero también algunas personas LGBQ+ cisgénero y personas con VIH, migrantes o personas sin hogar. Sus albergues son los únicos en México que admiten mujeres trans, por lo que instituciones de todo el país canalizan a los residentes hacia ellas. Casa de las Muñecas se asocia con instituciones públicas, empresas (como Nike) y ONG para facilitar sus servicios. Para expandir este entorno de apoyo más allá de Casa de las Muñecas, Kenia está abordando los prejuicios eliminando el estigma y aumentando la visibilidad de la comunidad trans. Su experiencia le ha demostrado que la discriminación suele tener sus raíces en la falta de información, más que en malas intenciones. Por lo tanto, realiza capacitaciones DEI para empresas, universidades e instituciones públicas para abordar la exclusión que enfrentan las personas trans y LGBQ+ en estos espacios. Por ejemplo, Kenia ha implementado programas de capacitación DEI para el personal de todas las sucursales de Banamex (uno de los bancos más grandes del país), para todos los directores de albergues públicos en la Ciudad de México y con periodistas para cambiar la forma en que se cubren las noticias que involucran a personas trans. en los medios. Actualmente, está capacitando a jueces en todo México. Kenia ve estas capacitaciones como un primer paso para crear conciencia y cultivar la empatía, para que los tomadores de decisiones se abran a encontrar soluciones. Al mismo tiempo, Kenia se da cuenta de que el cambio de mentalidad debe ir acompañado de un cambio en las estructuras por las que las personas trans deben navegar para acceder a servicios y oportunidades. Es por eso que trabaja con socios para incorporar protocolos, políticas y prácticas contra la discriminación y luego apoya la implementación a través de un modelo de capacitación de capacitadores. Para llegar al público en general, Kenia colabora con los medios y las organizaciones civiles para desarrollar campañas que generen conciencia sobre los problemas que afectan a la comunidad trans y cambien la narrativa sobre esta población. Actualmente está produciendo una serie documental de Netflix para mostrar el trabajo de Casa de las Muñecas y, en términos más generales, retratar a las personas trans desde una perspectiva diferente y arrojar luz sobre la situación en México. Kenia está ampliando aún más su impacto al influir en las políticas nacionales que garantizan el acceso de las personas trans a derechos básicos como la justicia, la salud y el empleo. Por ejemplo, inspirada por su tortuosa experiencia en la búsqueda de justicia para su amiga asesinada, Kenia trabajó con las autoridades de la Ciudad de México para crear un protocolo interinstitucional para manejar los transfemicidios (el asesinato de mujeres trans), incluida la creación de una unidad especializada dentro de la Fiscalía. El protocolo evita la confusión de género de las mujeres trans en los registros públicos, permite a los fiscales investigar los ataques como delitos de odio y facilita la medición del verdadero alcance del problema. En otro caso, Kenia colaboró con el Instituto Nacional Electoral y las oficinas del registro civil para reformar el proceso de cambio de identidad de género de manera oficial. Esto incluyó asegurarse de que todos los materiales y procedimientos sean totalmente accesibles teniendo en cuenta los bajos niveles de alfabetización de las personas trans, así como establecer canales de apoyo con las ONG para prevenir la extorsión. Además, Kenia creó un grupo de trabajo para diseñar la política y los procesos para que los nuevos documentos de identidad de género sean aceptados en los procedimientos de seguridad social, como la solicitud de pensiones. En una nota más pragmática, Casa de las Muñecas negoció con las autoridades de la Ciudad de México para tener un espacio designado en el cementerio para personas trans que no tienen familia que las reclame. Para lograr tales cambios, Kenia aprovecha su reconocimiento público para abrir puertas, pero luego activa la base de miembros de Casa de las Muñecas como una fuerza movilizadora para generar presión sobre los tomadores de decisiones desde cero. En los próximos años, Kenia busca establecer más refugios en México y América Central que puedan ser autosuficientes. Su estrategia de expansión es asociarse con una institución pública local que pueda donar el espacio para que la Casa de las Muñecas se instale y administre. Continuará abogando por reformas institucionales y políticas y legislación que puedan generar cambios a nivel nacional, comenzando con un proyecto de ley que actualmente está siendo revisado por los legisladores para cambiar el código penal de la Ciudad de México para reconocer el transfemicidio como un delito específico. Aunque está pendiente de aprobación, el debate en torno a la reforma ya ha ayudado a arrojar luz sobre los altos índices de violencia contra la comunidad trans. También se están realizando conversaciones con el Ministerio de Educación para desarrollar protocolos de integración e inclusión para niños y jóvenes LGBTQ+. Kenia también planea apoyar a las instituciones para que actualicen sus procesos para admitir cambios de identidad, ya que la implementación actual es desigual.