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Nora Liliana Franco
El SalvadorAshoka Fellow desde 1999

Nora Franco ha desarrollado una estrategia internacional que utiliza testimonios personales para combatir la impunidad de los violadores de derechos humanos que prevalecen en países latinoamericanos posteriores a la dictadura y devastados por la guerra.

#Ley#Centroamérica#El Salvador#Américas#Derechos humanos#Costa Rica#Nicaragua#lengua española

La persona

Nora Franco nació en Argentina en una familia de inmigrantes belga-italianos y españoles. Aunque los familiares de Nora nunca fueron militantes de partidos políticos, la educaron con un claro entendimiento de los principios de justicia y solidaridad. En marzo de 1976, el hermano de Nora fue detenido y torturado durante el golpe de estado en Argentina. Sus torturadores nunca fueron llevados ante la justicia y el evento le proporcionó su primera exposición a la injusticia y la impunidad que encontraría una y otra vez a lo largo de su vida. Posteriormente, después de que el acompañante de Nora fuera incluido en la lista negra en Argentina debido a sus afiliaciones políticas, Nora se vio obligada a acompañarlo en su vuelo a España. Aunque más tarde se separaron, ella no pudo regresar a su país hasta el final del régimen militar por temor a ser torturada o desaparecida debido a su conexión con él y al autoexilio. En Europa, Nora estudió periodismo y pasó muchos años trabajando con grupos solidarios para víctimas de la violencia en América Latina. Se convirtió en corresponsal para cubrir la situación política en América Latina y cuando las aperturas democráticas en Argentina y Chile durante la década de 1980, fue una de las primeras en realizar entrevistas con presos políticos en esos países. A través de estas entrevistas, decidió regresar a América Latina y dedicarse a promover los derechos humanos y buscar justicia para las personas cuyos derechos habían sido negados y violados. Esto la llevó a El Salvador, donde durante 12 años, el país fue devastado por la guerra. Una noche en El Salvador, Nora se despertó aterrorizada por un sueño que resonaba con su experiencia y exilio de Argentina. Decidió registrar su memoria y crear un testimonio de su experiencia. El resultado fue una sensación personal de alivio al usar este testimonio para documentar, pero también aceptar su pasado. Le inculcó la necesidad de llevar esta experiencia a otros. Después de 15 años trabajando como periodista y promotora de derechos humanos en toda América Latina y el Caribe, Nora finalmente se dio cuenta del poder de la palabra escrita y comenzó a desarrollar su estrategia para utilizar una memoria histórica colectiva para acabar con la cultura de la impunidad en América Latina.

La idea nueva

Exiliada de Argentina y ahora residente en El Salvador, Nora ha experimentado de primera mano las consecuencias de la impunidad sancionada por el gobierno. Ella cree que las leyes de amnistía que perpetúan la impunidad de los violadores de derechos humanos contribuyen a una cultura caracterizada por el desprecio por los derechos humanos, la desconfianza en las instituciones gubernamentales y los sistemas de justicia y el miedo. En lugar de permitir que las sociedades "olviden" y superen su pasado violento, estas leyes y medidas similares para borrar el pasado impiden cualquier transición hacia una democracia verdaderamente participativa y abierta. Para luchar contra la impunidad en El Salvador y en toda América Latina, Nora ha creado una estrategia internacional para enfrentar y exigir cambios en las políticas de amnistía a través del uso de testimonios personales. Nora reúne los testimonios de mujeres afectadas por la violación sistemática de los derechos humanos que ha azotado a América Latina en la historia reciente. A través de una extensa red de organizaciones de mujeres y derechos humanos en todo el continente, Nora está reuniendo testimonios para construir una antología de memoria histórica que represente las experiencias de mujeres de diversas naciones, clases y razas cuyas voces han sido excluidas de las políticas públicas. Nora no se limita a publicar un libro. Su plan es utilizar el proceso de construcción de la antología como punto de partida y punto focal de una estrategia más amplia para movilizar a mujeres y hombres para exigir cambios en las políticas de impunidad en sus países. Los testimonios sirven de vínculo entre una red internacional de organizaciones de mujeres y de derechos humanos. Con esta red, Nora coordinará manifestaciones nacionales y promoverá la construcción de monumentos para preservar la memoria nacional y que resuenen con el tema “perdonar pero no olvidar”. La antología también es una herramienta educativa que Nora introducirá en los círculos académicos, el plan de estudios de los estudiantes, las facultades de derecho y los organismos internacionales para crear conciencia sobre los peligros de la impunidad. Finalmente, los testimonios se convertirán en una herramienta de cabildeo para que las organizaciones nacionales presenten a los gobiernos sus demandas de reformar las leyes y políticas que perpetúan la impunidad. A través de este proceso, Nora está cultivando una cultura de derechos humanos basada en la memoria e impulsada por ciudadanos que evitarán que se repita el pasado.

El problema

Luego de 12 años de guerra civil en El Salvador, en la que se violaron sistemáticamente los derechos humanos, actores políticos y mediadores negociaron el fin del conflicto sin crear mecanismos para acabar con la impunidad ni sentar precedentes para la aplicación de la ley en casos de violaciones de derechos humanos. En cambio, se establecieron Comisiones de la Verdad para esclarecer los delitos ocultos, pero sus resultados e investigaciones nunca se abrieron al escrutinio público ni se incorporaron recomendaciones públicas en el proceso. Leyes de amnistía aplicadas de manera general e indiscriminada protegieron a los violadores de derechos humanos sin tomar en cuenta los efectos de tales leyes en los ciudadanos del país, ignorando a millones de salvadoreños que hicieron campaña para “perdonar pero no olvidar”. El resultado ha sido la perpetuación del dolor y la incertidumbre para muchas familias de personas asesinadas y desaparecidas que se ven obligadas a aceptar que los responsables de su pérdida permanecen impunes. Además, el resultado de estas débiles medidas de paz es una falta de credibilidad social para el sistema judicial y las instituciones gubernamentales. El crecimiento de una cultura de derechos humanos sigue estancado con una cantidad cada vez mayor de delincuencia y violencia en general, cuyos efectos se sienten más profundamente entre los jóvenes y los pobres. Finalmente, el resultado más pronunciado de las Leyes de Amnistía y la perpetuación de la impunidad es la existencia de estructuras militares clandestinas que nunca fueron completamente desmanteladas después de la guerra. Estas estructuras han dado lugar a un sistema de crimen organizado a gran escala que incluye extorsión y secuestros generalizados. El Salvador es solo un ejemplo que ilustra los efectos negativos de las leyes de amnistía, las negociaciones de paz que no involucraron voces ciudadanas y la perpetuación de la impunidad. Decenas de miles de personas en toda América Latina se han visto afectadas directa o indirectamente por la violación sistemática de los derechos humanos desde las guerras civiles en Centroamérica hasta las dictaduras en el Cono Sur. En toda la región, muchas de estas personas se movilizaron para crear espacios de discusión sobre derechos humanos y políticas para proteger sus derechos y acabar con la impunidad. Sin embargo, en los círculos oficiales, tanto los actores gubernamentales como privados en el poder tendieron a promover el “olvido del pasado” y el borrado de la memoria histórica de lo sucedido para poder avanzar. En muchos casos se aprobaron leyes de amnistía para alentar a los líderes militares y funcionarios gubernamentales a que se presenten y digan la verdad sobre las violaciones de derechos humanos sin temor a ser procesados. En cada uno de estos procesos, la incapacidad o la falta de voluntad de los gobiernos y negociadores para llevar ante la justicia a los violadores de derechos humanos ha impedido la capacidad de la sociedad para avanzar dentro de una cultura que respeta y protege los derechos humanos. Las mujeres, especialmente, han sido excluidas del proceso público y político de negociar la paz debido a los estereotipos de género y la falta de poder en las sociedades latinoamericanas. Estas mujeres a menudo han sufrido tanto el dolor de perder a sus seres queridos como las violaciones de sus propios derechos, incluidas la tortura, el secuestro y las violaciones de género, como la violación. El silencio forzado de las mujeres en toda América Latina contribuye a una cultura de discriminación, violencia y sometimiento que continuará impidiendo un desarrollo igualitario y basado en derechos en la región.

La estrategia

La estrategia de Nora para romper el ciclo de impunidad y promover el respeto a los derechos humanos en El Salvador y en toda América Latina comienza con la recopilación de testimonios de mujeres de todo el continente. La idea de este esfuerzo surgió de su propia experiencia al escribir su testimonio, el alivio que le brindó y la necesidad que le despertó la necesidad de usar este y otros testimonios para asegurarse de que otros no tuvieran que sufrir la misma experiencia. Para lograr esto, comenzó a formular su estrategia y a expandir el grupo de contactos extensos con organizaciones de mujeres y derechos humanos que construyó durante años como periodista y promotora de derechos humanos en América Latina. Dos años después, en junio de 1999, Nora lanzó una convocatoria en 19 países de América Latina y otros países donde las mujeres latinoamericanas fueron exiliadas para invitar a mujeres de todos los orígenes y grupos sociales a presentar sus testimonios documentando sus experiencias. Desde la convocatoria de testimonios, Nora ha continuado fortaleciendo la red de organizaciones y coordinando eventos públicos en El Salvador con eventos internacionales para promover la participación en este movimiento para crear una memoria histórica de violaciones de derechos humanos. La recopilación y publicación de la antología de testimonios es solo el primer paso de la estrategia de Nora de crear un movimiento internacional para luchar contra la impunidad. El primer componente es utilizar la antología para educar a actores de diversos sectores de la sociedad sobre la necesidad de exigir justicia por las violaciones de derechos humanos. Ya están en marcha planes para traducir la antología al inglés y al italiano con futuras traducciones programadas para cada una de las nacionalidades de las personas asesinadas y desaparecidas en América Latina, incluidos el portugués, el francés, el alemán y el japonés. La antología se lanzará el próximo año. Nora ya está trabajando en la movilización de las redes internacionales y nacionales de organizaciones de mujeres y de derechos humanos para crear un lanzamiento coordinado de la antología bajo el título “Año 2000: Memoria histórica de las mujeres latinoamericanas” el próximo año. El lanzamiento será seguido por un proceso de difusión del trabajo a través de la membresía, los medios de comunicación y los canales de distribución de cada organización en la red. Durante una segunda distribución, las organizaciones presionarán para la inclusión de la antología en el plan de estudios en escuelas, cursos universitarios, instituciones de derecho e instituciones nacionales de mujeres . El siguiente componente es dar visibilidad al movimiento y generar presión pública a través de manifestaciones y acciones coordinadas destinadas a ganar el apoyo de diferentes sectores de la sociedad y crear una memoria histórica en el país. Liderada por acciones en El Salvador, Nora brindará liderazgo y orientación para ayudar a la formación de coordinadoras nacionales de grupos de mujeres y derechos humanos en cada país que forme parte de la red. Los eventos y acciones locales más pequeños culminarán en una movilización internacional de personas para realizar marchas en sus países. Esta marcha, programada para 2001, generará atención internacional más allá del apoyo regional y local del país en preparación para presentar recomendaciones y demandas a los gobiernos nacionales. Como parte de estas marchas, se alentará a cada grupo nacional a crear monumentos nacionales para recordar a los asesinados y desaparecidos. Durante este proceso, los grupos crearán documentos multimedia de las experiencias de los participantes que ilustren las recomendaciones que se presentarán al congreso. A partir de El Salvador, cada red nacional preparará un documento con información legal y recomendaciones de reformas para ser presentado a los congresos y asambleas legislativas nacionales. Con la ayuda de profesionales del derecho que forman parte de los contactos judiciales de los miembros de la red, los documentos contendrán información sobre la jurisprudencia nacional e internacional necesaria para prevenir la impunidad de los casos de derechos humanos, incluida la violencia de género. También incluirá los nombres de los países suscritos a convenios internacionales que se adhieran a estos principios. Los grupos también realizarían un análisis de las leyes de amnistía del país, o variantes, y una propuesta para la revisión o reforma de estas leyes. Finalmente, el informe documentará los casos pendientes de derechos humanos en el país. Durante la experiencia de estos grupos nacionales, Nora actuará como instigadora de las acciones salvadoreñas pero también se coordinará a nivel internacional con el fin de compartir información y mejores prácticas entre los participantes del movimiento. También utilizará la información de los documentos multimedia y las propuestas nacionales para crear un resumen internacional de experiencias para presentar a los órganos internacionales de mujeres y derechos humanos a fin de obtener apoyo para las acciones nacionales. La culminación de este proceso es que cada red nacional presente en sus asambleas legislativas y congresos la antología, la pieza multimedia y el documento con propuestas y recomendaciones para derogar o reformar las leyes de amnistía de su país. Además de reformar la legislación y las políticas gubernamentales que sancionan la impunidad, el impacto duradero de este proceso es empoderar a los ciudadanos, especialmente a las mujeres, para que se conviertan en protagonistas en la construcción de una cultura que respete sus derechos y rompa el ciclo de impunidad en su sociedad.